El asma es una enfermedad pulmonar crónica que inflama y estrecha las vías respiratorias, dificultando el paso del aire hacia y desde los pulmones. Esto puede causar tos, silbidos al respirar (sibilancias), opresión en el pecho y dificultad para respirar. Los síntomas pueden variar de leves a graves y, en algunos casos, pueden poner en riesgo la vida.
Causas y tipos de asma
Aunque la causa exacta no se conoce, se sabe que factores genéticos y ambientales influyen en su aparición. Los principales tipos incluyen.
- Asma alérgica: provocada por alérgenos como polvo, moho, polen, mascotas o desechos de plagas.
- Asma no alérgica: causada por aire frío, infecciones respiratorias, contaminación, humo o ciertos medicamentos.
- Asma ocupacional: se desarrolla al inhalar químicos o polvos industriales en el trabajo.
- Asma inducida por ejercicio: ocurre durante la actividad física, especialmente en ambientes secos.
Cada persona puede tener distintos desencadenantes, y estos pueden cambiar con el tiempo.
Factores de riesgo
- El asma puede afectar a cualquier edad, aunque a menudo comienza en la infancia. Aumentan el riesgo:
- Exposición al humo de tabaco, especialmente durante el embarazo o la niñez.
- Antecedentes familiares de asma.
- Contaminantes o sustancias químicas en el trabajo.
- Enfermedades como obesidad o alergias.
- Infecciones respiratorias frecuentes durante la infancia.
- Factores biológicos: más común en niños varones y mujeres adultas.
- Raza o etnia: mayor prevalencia en afroamericanos y puertorriqueños.
El asma en los niños
En los más pequeños, el asma también causa inflamación de las vías respiratorias y síntomas como tos nocturna, sibilancias y dificultad para respirar. Aunque no tiene cura, puede controlarse con un tratamiento adecuado que incluya:
- Medicamentos inhalados para reducir la inflamación.
- Medicamentos de rescate para aliviar las crisis.
Con un manejo correcto, los niños con asma pueden llevar una vida completamente normal.
Tratamiento y prevención
El tratamiento busca mantener la inflamación bajo control y evitar crisis. La clave está en identificar los desencadenantes, mantener el ambiente libre de humo y alérgenos, y seguir el tratamiento médico indicado.
Respirar no debería ser difícil — con diagnóstico y cuidado oportuno, el asma puede controlarse eficazmente.
 
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